Con vistas a los nuevos acontecimientos que nos traerá el universo de warhammer 40k, me han inspirado a empezar con el trasfondo de lo que jugaré. No es gran cosa ya que no soy buen escritor de relatos, pero es básicamente el comienzo y siempre he disfrutado haciendolo. Nunca he posteado ninguno en el blog, pero hoy me siento especialmente animado jaja.
Ojos cerrados, rostro
enfrentado al suelo y su puño alzado a media altura con el codo
apoyado en su rodilla, sujetaba con firmeza un medallón con la
insignia imperial. Mientras, recitaba una a una las letanías de
combate. Su tono de voz neutro se perdía entre murmullos, los
murmullos de sus compañeros de armas. Sus hermanos que a su vez
recitaban también, como tantos otros habían hecho antes de marchar
al combate. Como tantos otros lo harían.
Abrió los ojos
lentamente, al ritmo de una larga y sonora exhalación, no de temor,
ni desazón, si no de orgullo. La misión de hoy no era otra misión
más, una extracción en un planeta a punto de ser devorado por la
flota enjambre no era una misión normal. Muchos la calificarían de
locura y suicida. Un soldado normal estaría rezando, pero él no. Él
era un marine, y ellos no conocen el miedo. Una misión así, es un
honor que se da pocas veces en la vida de un soldado, y él como
capitán con más de un siglo de experiencia en combate, lo sabía
perfectamente.
La misión en papel era
sencilla, un rápido descenso orbital al planeta Iatos III utilizando
una sóla cápsula de desembarco para atraer el mínimo de fuerzas
tiránidas en superficie y no llamar tampoco la atención de su
flota, que se encontraba en estos momentos enfrascada en un combate
orbital con la flota de combate Ultramarine. A partir de ahí,
estarían solos, a pie y con lo puesto, deberían encontrar un grupo
de soldados que no pudo ser evacuado a tiempo, entre ellos había un
oficial que debía ser extraído del planeta con la mayor rapidez
posible. Pero en papel, todo es sencillo.
Inspeccionó de una
ojeada rápida el compartimento, sus hermanos se iban incorporando
uno a uno para recoger su equipo, armamento y se colocaban sus yelmos
blancos laureados de la primera compañía. Todos ellos curtidos
veteranos de la guardia, lo mejor de lo mejor, sus almas encomendadas
al servicio de la humanidad servirían de espada del Emperador una
vez más. Ya estaban listos. El mismo recogió su casco ornamentado,
y acunándolo bajo su regazo se arrodilló frente a la escuadra de
veteranos, en señal de estar listo para que realizar sus votos de
combate. El sargento Avitus se adelantó para realizar la rápida
ceremonia y todos sus hermanos permanecieron como testigos
silenciosos de la promesa del capitán Levi Leanatus para con la
misión.
Terminada ésta, se
incorporó, equipó su casco rápidamente y erguido frente a sus
camaradas, desenvainó marcialmente su espada de energía y la situó
perpendicular frente a él.
- ¡Coraje y honor! - Gritó el capitán Levi.
- ¡Coraje y honor! - Respondieron al unísono sus hermanos.
Prestos pero sin
romper filas se dirigieron al trote hacia la cápsula de desembarco,
con el capitán al frente. De la misma manera se sentaron y bajaron las barras de protección y
anclaje. Rápidos, metódicos y disciplinados como pocos en la galaxia. Segundos
más tarde y sin previo aviso eran lanzados hacia Iatos, mundo otrora imperial y hasta
muy recientemente controlado por los Tau. A día de hoy, Iatos sólo
era un baldío de cemento, tierra y carne, sin más dueño que los tiránidos que poblaban su derruida superficie y sus flagrantes cielos. El capitán sabía que al Aun'el Shi'ur no le quedaba mucho tiempo, pero la promesa realizada por Levi se vería cumplida a cualquier precio.
Lo sé, sufro de marinirismo (como el americanismo en las películas con sus banderas ondeando en lugares insospechados), pero no puedo evitarlo, es cómo los veo ;p
Muy bueno man! se ve que te ha subido la moral eso de que los TAU son los elegidos :P.
ResponderEliminarSolo 5 dias y el reglamento ya estara aquiiiii....
Por supuesto, ver que mis Tau ocupan el lugar que les corresponde por derecho de nacimiento makes me fell all fuzzy and warm.
ResponderEliminarYep, ¡ya queda nada y menos!